El término jade se refiere a dos rocas metamórficas compuestas, principalmente, por jadeíta o nefrita, minerales del grupo VIII de los silicatos. La jadeíta es un silicato de sodio y aluminio que pertenece al grupo de los piroxenos y presenta tonalidades de color blanco o verde. Por su lado, la nefrita es un silicato de calcio y magnesio perteneciente al grupo del anfibol, y presenta tonalidades de color verde o negro.
El jade, posee mucha importancia a nivel arqueológico dado que fue muy aprovechado por diferentes culturas, como es el caso de las sociedades precolombinas de Mesoamérica. Este, se consideraba un símbolo de poder, estatus y riqueza. Su color verde se asoció con el agua, considerada un elemento necesario para la agricultura y todas las formas de vida en la tierra.
El tipo de jade encontrado en Mesoamérica es la jadeitita, que es una roca metamórfica compuesta principalmente por jadeíta, pero que además posee minerales como albita, onfacita, moscovita y titanita. Siendo los más preciados, los ejemplares de color verde esmeralda, cuyo color proviene de la presencia de cromo en la red cristalina de la jadeíta.
Referencias
Rojas, M. F. 2013: El papel social del jade en las sociedades precolombinas - Revista Herencia, 26(1 y 2): 105-112.
Sánchez-Hernández, R. 2015: La geología del jade mesoamericano - Arqueología Mexicana, 133: 37-41.
Fotografías: Colección Privada de HidroAmbiente Consultores